“El diálogo de hacer lo viejo nuevo, resucita muertos”: Arq. Elías Torres.
Crear #Área de #Hoteles no sólo cumplía con un capricho personal, también intenta dar espacio a la mancuerna que formula la industria turística y la del diseño, abriendo nichos que hacía tiempo sólo eran una curiosidad pero que hoy son un imperativo.
El diseño, es el valor agregado en la hotelería actual; los viajeros ya no sólo buscan un sitio cómodo y de buen servicio: el consumidor en general, y el viajero en particular, busca experiencias. Cada viaje se pretende que sea una histórica épica, una crónica que difícilmente otros puedan superar. Ello ha motivado a las ideas más aventuradas para concebir espacios de alojamiento, que promueva –tal vez provoque– esa vivencia, y las opciones cada vez son más vastas.
Particularmente hay la tendencia de recuperar edificios de otros usos (iglesias, escuelas, casonas, monasterios…) y equiparlos como hoteles, brindando una mística de aquellas narraciones previas que se suman a la del viajero.
Casa del XVI, que será inaugurado este mes de noviembre, y que pertenece a la cadena hotelera SLH.
Ubicado en el corazón de la ciudad más antigua del Nuevo Mundo , Casas del XVI es el primer hotel en la República Dominicana compuesto por una colección exclusiva de casas coloniales, recientemente renovadas que datan de aquel siglo.
Miembro de Small Luxury Hotels de la World™, Casas del XVI ha restaurado su estructura para adquirir así un toque moderno con la adición de arte y mobiliario local.
Prohotel International Inc. fue contratado para desarrollar el concepto, el mercado y la gestión del proyecto único y particular. El objetivo fue crear un hotel con una experiencia verdaderamente única y original que además apoyara el desarrollo del turismo en el lugar y subraye la importancia de la historia de la ciudad de Santo Domingo.
Manteniendo la integridad de la arquitectura romántica, el hotel conserva la belleza de las residencias que componen el barrio de la ciudad vieja, ofreciendo alojamiento a los invitados con ocho habitaciones y suites de casas con reminiscencias de los primeros colonos europeos de la isla.
Cada casa ha conservado su carácter y personalidad propia, y se han mejorado con características especiales para que el huésped se sienta como en casa, tales como piscinas, zonas de comedor al aire libre, bibliotecas y bares.
La decoración, por supuesto, es ad hoc a la ciudad que fuera testigo de los primeros días de Colón en el Nuevo Continente. Cada habitación se aboca al tema, incluye mapas, guías de navegación y el símbolo de hospitalidad de los indígenas isleños: la piña. Cuenta asimismo con imágenes que evocan la creación de la ciudad en la época de las primeras exploraciones.
